El Municipio -mediante su Secretaría de Obras, Servicios Públicos, Ambiente y Planificación Urbana- registró avances en la pavimentación de la calle La Paloma en el tramo comprendido desde Los Pinos hasta Los Algarrobos.
“Las tareas abarcaron 1300 metros cuadrados. Requirieron hormigón H30 en búsqueda de mayor durabilidad y tolerancia al paso de vehículos con distinto porte. Además, realizaron la obra hidráulica con los sumideros correspondientes para impedir la acumulación de agua sobre la calzada. Contemplaron también la construcción de rampas peatonales en el ingreso a la Escuela Primaria Nº44 más la reconversión a luminarias LED”, describió el subsecretario de Obras Públicas, Luis Heredia.
“La intervención cumplió con la indicación del mandatario comunal, Andrés Watson: optimizar las vías de acceso mediante la conexión entre las principales arterias vehiculares en sectores estratégicos debido a la presencia de entidades intermedias, instituciones educativas, sanitarias y la circulación del transporte público”, explicó el director de Pavimentos e Hidráulica en la mencionada dependencia comunal, Gustavo Paz.
Los trabajos fueron diagramados para complementar las mejoras efectuadas sobre los circuitos de colectivos por los barrios Luján y Santa Inés. “Buscábamos un ordenamiento vial para descomprimir el tránsito en el área e incluso generar una alternativa ante cualquier eventualidad debido a su importancia en la trama urbana”, detalló el funcionario.
Antonio González llegó a Florencio Varela en 1977 y edificó su hogar frente a la icónica plaza de la localidad. Aún con cierto asombro, confesó su “emoción por ver como hicieron el asfalto”. “Cumplí 63 años. Sinceramente, no esperaba ser testigo de este progreso. Fue una transformación total”, reveló.
“Los chicos y las chicas llegaban embarrados a sus clases. Era todo tierra e intransitable. No podíamos ni caminar tranquilos. Hasta era difícil manejar. No entraba ni siquiera un remís. Nos sentíamos aislados, pero esa sensación terminó porque esto quedó un lujo”, narró Fernando Zarza , un vecino con más de una década en la zona.
El comerciante -Pablo Matías- señaló el “significativo crecimiento que implicó para este lugar que creíamos olvidado”. “Le dio otra vida y aumentó el movimiento que, de por sí, ya era bastante aunque todavía no la inauguraron”, narró con expectativas de un “impacto positivo en las ventas del negocio”.