Trabajadores de medios locales, cooperativos, comunitarios y zonales en distintos soportes, en su mayoría, vinculados a proyectos de carácter social o cultural; locutores y productores de radios y TV, que se emiten por antenas, vía online o por redes sociales; realizadores y diseñadores de páginas web, de producciones audiovisuales y de agencias informativas; redactores y distribuidores de diarios y revistas en papel o digitales; comunicadores de instituciones oficiales: todo este universo -catalogado como esencial en el marco de la pandemia- profundizó sus dificultades económicas. Miles de trabajadores y trabajadoras junto a la UTPBA afirman -una vez más- que “No hay democracia informativa sin democracia económica”.
Este sector, reconocido y contenido históricamente por la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos (UTPBA), durante muchos años encontró – y encuentra hoy- en los medios mencionados un salario, una forma de organizarse, una profesión, una vocación o un oficio.
Sobrevivientes a otros virus tales como la falta de trabajo digno, estos miles de trabajadores de la comunicación levantan como siempre los históricos reclamos de la UTPBA: equitativa distribución de la pauta oficial, asignación de las partidas del FOMECA, tarifa social para los medios en servicios básicos (energía eléctrica, gas, agua, telefonía e internet), acceso a nuevas tecnologías, capacitación, subsidios, créditos blandos, asignación y renovación automática de licencias y también pauta del sector privado.
Si la comunicación es considerada un derecho humano fundamental, y en esta etapa pandémica fue declarada esencial, es necesario y urgente atender la situación de estos miles de comunicadores que exigen respuestas mientras cumplen su tarea de informar a la población, inclusive muchas veces poniendo a riesgo su propia integridad.