En respuesta al veto presidencial que avaló un ajuste presupuestario severo que impacta directamente en las universidades nacionales, la comunidad de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) decidió convocar a un paro que obtuvo una adhesión del 100%. Esta medida de fuerza fue una reacción inmediata tras conocerse la aprobación legislativa que implica recortes en un sector clave como es la educación superior.
La decisión de parar las actividades fue tomada en asambleas de la comunidad universitaria, integrada por estudiantes, docentes y trabajadores no docentes, todos unidos en su rechazo a lo que consideran un golpe al sistema de educación pública. El paro contó también con el apoyo de diversos sectores de la sociedad, que se sumaron al reclamo por el debilitamiento de una política histórica de acceso a la educación gratuita.
Fernando Vallone, Secretario General Adjunto de la Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (ADEIUNAJ), manifestó enérgicamente su rechazo a la situación. "Lo que se está haciendo es traicionar un legado histórico, desde Sarmiento hasta la actualidad, que ha defendido la educación pública y gratuita como uno de los valores fundamentales de nuestra sociedad. Este ajuste pone en peligro los esfuerzos que realizan diariamente nuestros estudiantes, quienes ya enfrentan condiciones adversas debido a la congelación de las becas y los altos costos para asistir a las clases", afirmó.
Vallone también expresó su preocupación sobre el futuro académico si no se revierte esta política: "De no encontrarse una solución pronto, corremos el riesgo de que el cuatrimestre no se complete, y que las carreras se vean seriamente afectadas por la fuga de docentes que, con salarios insuficientes, se ven obligados a abandonar sus puestos".
La jornada de protesta incluyó también un paro de los trabajadores no docentes, que se sumaron al reclamo. La movilización fue precedida por una vigilia estudiantil organizada la noche anterior en el campus universitario, donde se debatió la crítica situación y se reafirmó el compromiso con la defensa de la universidad pública.
El contundente mensaje de la comunidad educativa quedó plasmado en una consigna clara: "Sin universidades, no hay futuro". Esta frase sintetiza el sentir de quienes ven en el ajuste una amenaza para el desarrollo del país y para el acceso igualitario a la educación superior.